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Foto del escritorPaüli Farias ♡

VARADA

Hace unos días, en mis muchas o pocas experiencias de viaje, he experimentado una sensación única.

Un termino que mas de una vez escuchaba en historias de otros, pero que desde el domingo 22 de Marzo parece que en muchos aspectos vino para quedarse en mi vida por un largo rato.

VARADA. QUEDAR VARADA. VARARSE. VARARNOS. VARADOS.

Una noche en Lisboa, que jamás olvidare. No poder pasar un control migratorio; quedarme en vilo mientras alguien decidía si podía subir o no; perder ese avión que me llevaría al país vecino donde otro vuelo me traería a casa. No poder dormir, no poder comer. Ahogarme con mi propio llanto. No poder volver atrás, ni avanzar hacia adelante.

Dos días enteros en el aeropuerto de Londres; llorar hasta quedar sin lágrimas; explicar y pedir explicaciones en otro idioma; hacer fuerza con desconocidos; contactar cancillerías y embajadas; llegar a un hostel donde no había nadie; patear puertas; rogar asilo. Perderme en plena noche; correr dentro de un supermercado como si viniera el Armagedón; envalentonarme; perder las fuerzas. Volver a llorar; comenzar a reír. Agradecer. Ser feliz con poco. Estar cansada mucho.

Llegar a Chile, quedar en un limbo. Sonreírme viendo la cordillera; rogar horas mas tarde para poder sobrevolarla. La desesperanza; el cansancio corporal y el mental. Ver la unión hacer la fuerza. Volver a casa como una sobreviviente. Llegar a Argentina como un potencial peligro. Aguardar en aislamiento. Respirar cuando ese termómetro no sube de 37, preguntarme si me despierto soñando o si estoy soñando despierta.

¿Cuándo nuestros sueños de viaje se convirtieron en nuestras peores pesadillas?

¿Porque al llegar a mi hogar esa sensación de QUEDAR VARADA no se fue apenas cruce la puerta?

¿Cuándo quedaron VARADAS nuestras vidas?

¿Hasta cuando podremos esperar para salir de esta pausa?

¿A que le daré PLAY cuando todo esto pase?

Algo dentro de nosotros esta aguardando que todo esto pase pronto, pero hay otra parte dentro nuestro que sabe que jamás volveremos a la vida tal cual la conocemos.

Todos quedamos VARADOS.

Mas allá de toda esa gente que aún aguarda en aeropuertos y destinos remotos para volver a su hogar.

Todos. Todas. Todes.

No sabemos hasta cuándo. Cuando nos dejarán salir, o cuando vendrán a rescatarnos.

Pero si hay algo que este término que hoy me acompaña y tanto me hace interrogarme me enseño en estos días, es que no es PERMANENTE. Es un termino TEMPORAL.

Nadie puede quedar VARADO para siempre.

Un día ese termino deja de caracterizarnos, de describirnos, de identificarnos.

Un día llegaremos a destino, o volveremos al ORIGEN.

Un día despertaremos y apreciaremos lo que hasta entonces no hacíamos, porque ese termino resignificara hasta lo mas básico.

La comodidad de una cama.

El sabor inigualable de la comida hecha en casa.

La increíble sensación de una ducha caliente.

Nuestra soledad.

El reencuentro con los nuestros, así sea a través de un cristal.

La paz en el alma de haber llegado.

Esa sensación de “seguridad” de que ya está todo bien.

El amor de nuestra familia.

El valor de la amistad.

Resignificar la palabra DISTANCIA y burlarla con el sonido de la VOZ.

Volver a apreciar el AIRE LIBRE, el verde de los árboles, las noches de estrellas, el olor a tierra mojada anunciando la lluvia, el calor del sol, el encanto de la LUNA.

Soñar con los reencuentros.

Fundirnos en abrazos eternos.

Dejar de extrañarnos.

Valorar los besos, las caricias, hablar con las miradas, contagiarnos con las risas.

Una vez escuche que, si queremos hacer reír a Dios, solo es cuestión de contarle nuestros planes. Pienso que Dios en estos momentos debe estar estallado. No solo de mi o de ti, sino de toda la humanidad.

Nuestros sueños de viaje tendrán que seguir aguardando, así como nuestras valijas, a las cuales debemos desempacar y aprender a quedarnos quietos.

Aprender a estar en casa, con nosotros mismos.

A vivir de un día a la vez, dependiendo el clima, nuestras necesidades, nuestra energía y lo que dicte nuestro ser.

Aprenderemos a escucharnos en el silencio y a vivir un poco mas lento.

A recuperar lo perdido, a apreciar lo vivido.

A valorar la SALUD, a no creernos INMUNES.

A agradecer el verdadero y único VIAJE, que no es mas ni menos que este que hoy llamamos VIDA, aun cuando quedemos VARADOS, como pasajeros en TRANSITO, extranjeros o recién arribados. Pues solo es un ESTADO. Entre todo aquello que ayer dejamos, lo que hoy somos, y en lo que luego de esto nos TRANSFORMAMOS.

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